Érase una vez un esqueleto que se llamaba Hueso. Nunca daba miedo a nadie y por eso se enfadaba mucho. En la noche de Halloween los niños y los mayores pensaron que era un disfraz y por eso no se asustaron. A medianoche decidio ir por las casas para asustar a los niños y que le temieran. Esa noche si que le tuvieron mucho miedo. Hueso fue muy feliz.
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